Inicio de Ruta
Anoche fue la inauguración de la ruta en unas canchas deportivas de San Francisco Tetetla.
Fue antes de irnos a dormir que se nos indicó que el toque de diana sería a las 6:00, y que los líderes seríamos llamados a las 6:30 para que se nos indicara la hora de salida y se nos dieran los últimos consejos antes de oficialmente comenzar la ruta.
Yo me desperté a las 5:30, por varios motivos: La humedad, la lluvia, el constante movimiento de mi equipo en la casa de campaña, pero, principalmente, porque sentía miedo, nervios. Una vez más estaba al frente de un equipo, y sabía que mis decisiones podrían afectar a todos los miembros del equipo, para bien o para mal, y esa responsabilidad me tenía inquieto, a pesar de ya haberla sostenido antes.
Alrededor de las 6:10 se escuchó el sonido de un cuerno, que en esta ruta era el encargado de marcar el toque de diana. Entré a la tienda de campaña y levanté a los muchachos.
No mucho tiempo después, los organizadores llamaron a los líderes de los equipos. Eramos al rededor de 48 equipos, para algunos era su primera ruta, otros tenían más experiencia, algunos venían a ganar, otros a conocer.
Se nos dijo que esta sería una ruta húmeda y fría, con subidas suficientes para retar hasta a los mejor preparados, y se nos indicó que ropa abrigadora e impermeables serían necesarios para poder librar la ruta a salvo.
Posteriormente, los organizadores nos fueron indicando el orden y la hora de salida de cada uno de los equipos, este orden se había establecido según los puntajes obtenidos durante los duelos de líderes del día anterior. Los equipos con mejor puntaje tenían el derecho de salir primero, y el orden era de mayor puntaje a menor puntaje.
La hora de salida del equipo Triskel-Aztecas estaba destinada a ser a las 7:12.
Cuando se me asignó la hora de salida del campamento base, me fui a donde se encontraba mi equipo, y les indiqué que tenían que desarmar la tienda de campaña y guardarla, mientras yo iba con mi Jefe de Clan por el último pedazo de sabiduría que me pudiera ofrecer antes de iniciar.
Cuando llegué con él le platiqué acerca de mi inquietud, además de platicarle todo lo que nos habían dicho los organizadores esa mañana. Como esperaba, me dio algunos consejos y palabras de aliento, que me ayudaron a fortalecer la confianza en mí mismo un poco.
Después de unos minutos llegó el resto de mi equipo, y nos quedamos con las cosas listas platicando con Edgar, hasta que llegó el momento de ir por las coordenadas e iniciar.
Nos acercamos al miembro del Staff que estaba entregando las coordenadas, gritamos nuestro lema: "Triskel Aztecas, SERVIR" (nunca dijimos que sería el más original), y recibimos las coordenadas de la base actual, así como las de la base 1A.
Después de localizar y verificar el punto, los miembros del staff de prensa se nos acercaron para tomarnos la foto de inicio de ruta y grabar nuestro grito.
La ruta había comenzado.
Y había empezado bien |
Mi equipo en esta ocasión estaba formado por: (de izquierda a derecha en la foto)
- Josué Leonardo Morales (Josué)
- Juan Manuel Casian (Casián)
- Jose Manuel Coronel (Mao)
- Gustavo Palacios (Yo)
San Miguel Balderas era el nombre del pueblo que ahora, para nosotros, representaba la primera base del primer día.
Al ver el mapa, nos dimos cuenta de que era una base de fácil acceso, ya que se podía llegar a ella a través de carretera. Me atreví a sentir un poco de alivio cuando me percaté de esto.
Tomamos el camino de la carretera, a un paso que no nos iba a matar, pero que no nos hacía ver como unas tortugas.
En 1 hora estaríamos envidiándonos a nosotros mismos en el pasado |
Después de cerca de una hora y media, llegamos al pueblo. Edgar nos había hablado nuevamente del sentido común, y nuestro sentido común nos decía que el primer lugar donde debíamos buscar la base era en el centro del pueblo.
Una vez dentro del pueblo comenzamos a preguntarle a los pobladores por direcciones para llegar al centro del puablo, pero terminamos siguiéndolas mal, y tuvimos que retroceder un poco.
Las campanas de una iglesia nos llevaron al centro y, como lo habíamos predicho, a la base 1A.
Muchas personas ya habían llegado a la base, y nos sorprendió ver al equipo Corazón de León ahí, ya que su tiempo de salida había sido mas tarde que el nuestro, y se suponía que les llevábamos suficiente ventaja.
A pesar de que nos habíamos apurado, el equipo que abiertamente nos había retado (y al que queríamos vencer) salió de la base con algunos minutos de ventaja sobre nosotros, y el siguiente tramo se volvió un poco tormentoso.
Las esperanzas que me admití tener anteriormente se vieron destrozadas cuando el siguiente punto lo tuve que colocar en alguna parte de la sierra, en las faldas del nevado de Toluca por su lado Este.
Mi equipo comenzaba a desesperarse, así que después del grito salimos de la base del pueblo, casi corriendo, con el afán de alcanzar a nuestro rival.
Para llegar al camino correcto tuvimos que subir por unas escaleras que salían del pueblo, así como caminar por un sendero que subía aún más.
Terminando las escaleras había una bifurcación, así que los habitantes del pueblo fueron nuevamente interrogados por nosotros para saber que camino tomar y como llegar a las faldas del nevado.
La respuesta que obtuvimos de ellos fue poco más que solo confusa, con frases que me dejaban dudando de la capacidad de la gente para dar indicaciones:
"Siga por aquí derecho, va a subir y luego bajar, y entonces tome a la derecha y suba, del otro lado va a bajar y va a llegar" o cosas de ese estilo.
El suicidio por desesperación era casi inminente.
Intentamos seguir el mapa y las indicaciones de manera que NO se contradijeran entre sí, y lo mejor que pudimos.
Entonces, una vez ya adentrados en las profundidades de algunos campos de cultivo y senderos, que encontramos a otros Scouts, ya sea que fueran frente a nosotros (los equipos que salieron antes) o los que venían detrás (que nos alcanzaron).
Josué y Casián afirmaron que habían visto a Corazón de León muy enfrente, pero que para alcanzarlos hacía falta casi correr, y no pensábamos matarnos el primer día.
Fue unos kilómetros después que nos topamos con una bifurcación inesperada (ya habíamos encontrado varias, pero esta nos puso más en duda). Teníamos 2 caminos, y los parecían llevar a nuestro destino.
La respuesta llegó mucho más fácilmente después de triangular nuestra posición.
Una vez sabiendo exactamente dónde estábamos, se nos abrió el camino fácilmente, y tomamos el lado derecho.
Caminamos con muchos más equipos esta vez, contándonos aventuras y anécdotas entre nosotros para hacer el camino más fácil de soportar.
Alrededor de 1 hora después de la triangulación, nos sentamos a comer (llevábamos únicamente unas galletas, chocolates y coca-cola en el estómago), perdiendo así de vista a la mayoría de los equipos con los que habíamos estado caminando. Mientras comíamos un equipo de Guanajuato se sentó a acompañarnos, pues estaban cansados (y habían pedido un descanso general algún tiempo antes).
Al terminar nuestra nada envidiable comida (una lata/sobre de atún) decidimos proseguir, dejando al equipo de Guanajuato atrás, descansando.
Pasados algunos minutos de caminata, alcanzamos a escuchar a lo lejos los gritos de los equipos que se encontraban en la base 2.
Emocionados, apresuramos nuestros pasos y al rededor de las 11:00 llegamos por fin a la base.
Cabe mencionar que para este punto ya estábamos cansados, yo estaba rozado, casi no teníamos agua y teníamos la moral un tanto baja por haber salido después del equipo Corazón de León.
Al llegar a la base nos formamos, gritamos y Josué y yo nos pusimos a localizar las coordenadas que nos habían entregado, mientras que a Casián le daban 2 chocolates y le explicaban que por cuestiones del destino, fantasmas, duendes, o simplemente que se había descompuesto una camioneta, no había agua en esta base para re abastecernos. Mientras, Mao preguntaba por los tiempos de llegada de los demás equipos, así como el número de equipo en llegar que éramos.
Para sorpresa de todos nuestros compañeros Sinaloenses no habían llegado, lo que motivó mucho a Casián y a Mao, quienes salieron corriendo de la base cuando ya habíamos decidido el camino a seguir.
El problema es que tuvimos que parar, ya que yo andaba caminando como vaquero, y un vaquero muy lento, cabe mencionar. Así que me aparté del camino para untarme cremita anti-rozaduras.
Cuando volví al camino, encontré que el equipo de Guanajuato (de Celaya, para ser mas precisos) nos había alcanzado, y felizmente acordamos ir juntos lo que restaba del camino para hacernos compañía entre equipos y no volvernos locos.
Cuando llevábamos alrededor de 20 minutos de camino (de EMPINADO camino) encontramos a un grupo de ovejas, y Casián dijo que a lo mejor las ovejas eran más fáciles de domesticar que las vacas (leer AQUI si no se entiende la referencia)
Después de las ovejas, encontramos que el camino se volvía más empinado, y al llegar a la cima vimos porqué: El nevado de Toluca se alzaba imponente frente a nosotros.
Al terminar nuestra nada envidiable comida (una lata/sobre de atún) decidimos proseguir, dejando al equipo de Guanajuato atrás, descansando.
Pasados algunos minutos de caminata, alcanzamos a escuchar a lo lejos los gritos de los equipos que se encontraban en la base 2.
Emocionados, apresuramos nuestros pasos y al rededor de las 11:00 llegamos por fin a la base.
Cabe mencionar que para este punto ya estábamos cansados, yo estaba rozado, casi no teníamos agua y teníamos la moral un tanto baja por haber salido después del equipo Corazón de León.
Al llegar a la base nos formamos, gritamos y Josué y yo nos pusimos a localizar las coordenadas que nos habían entregado, mientras que a Casián le daban 2 chocolates y le explicaban que por cuestiones del destino, fantasmas, duendes, o simplemente que se había descompuesto una camioneta, no había agua en esta base para re abastecernos. Mientras, Mao preguntaba por los tiempos de llegada de los demás equipos, así como el número de equipo en llegar que éramos.
Para sorpresa de todos nuestros compañeros Sinaloenses no habían llegado, lo que motivó mucho a Casián y a Mao, quienes salieron corriendo de la base cuando ya habíamos decidido el camino a seguir.
El problema es que tuvimos que parar, ya que yo andaba caminando como vaquero, y un vaquero muy lento, cabe mencionar. Así que me aparté del camino para untarme cremita anti-rozaduras.
Cuando volví al camino, encontré que el equipo de Guanajuato (de Celaya, para ser mas precisos) nos había alcanzado, y felizmente acordamos ir juntos lo que restaba del camino para hacernos compañía entre equipos y no volvernos locos.
Cuando llevábamos alrededor de 20 minutos de camino (de EMPINADO camino) encontramos a un grupo de ovejas, y Casián dijo que a lo mejor las ovejas eran más fáciles de domesticar que las vacas (leer AQUI si no se entiende la referencia)
Esta vez solo alcanzamos a sacar la foto |
Después de las ovejas, encontramos que el camino se volvía más empinado, y al llegar a la cima vimos porqué: El nevado de Toluca se alzaba imponente frente a nosotros.
Nos detuvimos a tomarnos algunas fotos y establecer el rumbo que seguiríamos para llegar a la base 3, para evitar perdernos y disfrutar del hermoso paisaje antes de que los árboles lo taparan por completo.
Utilizando la legendaria técnica de "Mochila Tripié" de Casián |
Y como dije: hermosos paisajes, lástima que el fotógrafo nunca aparece en las fotos |
Le llamé a Edgar para avisarle que entraríamos al bosque, y que todos estábamos bien, y al colgar comenzamos a ascender más, rumbo a la cima del nevado.
Para la subida establecimos las antenas como un punto de referencia a buscar, y cuando el bosque no dejaba verlas, seguimos un sendero que según el mapa habría de llevarnos a la base.
Eventualmente, y como era de esperarse gracias al INEGI, el sendero desapareció entre los árboles (aunque mas bien se convirtió en un barranco) y en el mapa no aparecía ni el corte del camino ni otros medios que nos llevaran a la cima.
Por suerte (o no tanto) para nosotros, encontramos otro camino, más empinado que el anterior, que cruzaba el río a nuestra izquierda y que parecía que podía llevarnos a salvo hacia las antenas del nevado.
Y conmemoramos el momento con una foto |
Comenzamos a subir y después de unos 10 minutos fue cuando nos llegó la siempre existente duda: "¿Estamos perdidos?". Mientras deliberábamos acerca de esta cuestión a lo lejos apareció un colorido sombrero moviéndose alegremente entre los árboles. Ese sombrero solo podía ser de una persona, y creí que podría ayudarnos a salir de nuestro dilema.
-"¡¡¡¡BUFOOOOOOOOOOOON!!!!" Grité con fuerza.
Bufón (que es el apodo de un clanero que ya había ganado una ruta anteriormente) se detuvo y yo corrí con los mapas para discutir con él el posible camino a seguir y ver que opinaba al respecto.
Por desgracia resulta que Bufón no llevaba mapa, y básicamente se movía por los senderos que el creía que lo llevarían al punto de control de la base.
Después de discutir con él mucho tiempo, regresé con mi equipo, con los mismos conocimientos de cuando los dejé, pero con menos tiempo.
Les expliqué la conversación y análisis que había hecho con Bufón, y añadí mi propia convicción: Si de verdad estábamos en el camino correcto antes de que le perdiéramos el rastro, y a pesar de que estuviéramos a algunos kilómetros de el, viajar rumbo oeste nos llevaría al camino que daba con la base, estuviéramos donde estuviéramos, así que di la indicación de seguir rumbo oeste pasara lo que pasara.
Eran las 13:20 cuando ya estábamos en camino nuevamente, con algunos otros equipos que nos habían alcanzado, y que se sentían igual o más perdidos que nosotros.
Mientras avanzábamos, el tiempo corría, y la distancia y el cansancio comenzaba a causar estragos no solo en la forma de pensar de los individuos, si no también del grupo completo.
Solamente Josué, Iván (el líder del equipo de Guanajuato) y yo conservábamos en mente la idea de continuar y llegar.
Eventualmente Casián se rindió, y dijo que ya no podía continuar. Los compañeros de equipo de Iván (Pavel y Lili) también comenzaron a quedarse atrás, Mao se quedaba al lado de Casián como forma de apoyo y lo intentaba hacer continuar, mientras que Iván, Josué y yo seguíamos avanzando.
Pasada una hora logramos finalmente salir del bosque que se encuentra bajo el nevado, y por fin logramos tener línea de visión con todo lo que se encontraba arriba: Las antenas, la punta del volcán, el camino y, por supuesto, la base 3.
Desde la base nos llegaban gritos: "¡Ustedes pueden, ya casi llegan!", pero el "ya casi llegan" era como un kilómetro de subida, y los muchachos seguían desanimados.
A nuestra izquierda se alcanzaba a ver a lo lejos puntitos de colores subiendo por la falda del cerro, pero la ausencia de mis lentes no me permitía distinguir a nadie y mucho menos a algún equipo en concreto. Frente a nosotros otros puntitos se movían por el camino que daba a la base, y mas lejos aún, otros puntos se movían hacia la siguiente base.
Estábamos tan cerca que casi podía palpar la base 3. Seguimos avanzando, cada quién a su ritmo, hasta que llegamos al camino que nos llevaría directamente a la base, ahí nos sentamos a esperar a los que faltaban, a beber agua y a descansar un poco.
O mucho, da igual. |
Gritamos y nos re abastecimos de agua, era la primera vez que lo hacíamos en todo el día, y ya teníamos las cantimploras y botes SECOS.
Después de despedirnos, continuamos hacia la última base del día, que según el staff estaba HASTA ABAJO del nevado, y era el primer refugio.
Comenzamos el descenso por el camino marcado, de regreso a la falda del nevado, pero por el otro lado del que habíamos subido.
Cabe mencionar que íbamos mentando madres por el hecho de que nos hicieron subir e inmediatamente bajar... aunque también es importante decir que al mismo tiempo agradecíamos que no nos hubieran dejado a acampar en el gélido frío de la cima.
Bajamos y bajamos. A lo lejos, la 3 base del nevado se veía (no la base de la ruta, si no el edificio que impide a los carros continuar por el camino de terracería) y no parecía acercarse. Cuando llegamos ahí, compramos muchas, muchas coca-colas y nos sentamos a comer atún ahí.
Algunos equipos fueron llegando, unos se sentaron a comer y descansar, otros continuaron su camino. En ambos casos, el tiempo corría, por lo que nos pusimos nuevamente en marcha.
Utilizando nuestros conocimientos adquiridos durante nuestra visita al nevado en Semana Santa, Josue, Mao y yo dirigimos al equipo a las antenas que se encuentran más abajo de donde nos habíamos sentado a comer, y a través de senderos que habíamos descubierto en esa visita. Fue así como, en menos de lo que canta un gallo (en realidad en menos de lo que esperábamos llegar) llegamos a la mera base del nevado, a donde la gente llega cuando viene de visita, donde todos comen, acampan y se divierten antes de subir, donde era la última base del día.... solo que no había nadie.
Anonadados, nos quedamos alrededor de 30 segundos admirando el paraje vacío donde se suponía, debía haber un campamento base de la ruta.
Pasados estos 30 segundos, escuchamos al equipo de Zacatecas gritarnos desde las alturas. En realidad no era muy arriba, pero si se alcanzaban a ver unos no muy envidiables 500 metros, a lo mejor más.
Junto a nosotros llegó el equipo de mujeres de Zacatecas, y juntos vimos el camino que nos llevaría no tan a salvo a la base.
Digo que no tan a salvo porque era empinada hasta el punto en el que creí que necesitaríamos equipo de escalada. No obstante, subimos por ahí.
Nos tomó alrededor de 10 minutos llegar a la cima, cansados, sudados, agotados.
Al llegar se nos indicó donde se encontraba el miembro del Staff que escucharía nuestro lema para anotar nuestra hora de llegada. Así lo hicimos, y fue entonces que se nos permitió entrar al refugio donde pasaríamos la noche. Eran las 18:20.
El refugio era un edificio principalmente hecho de madera, con grandes fogones ardiendo en cada sección, manteniendo calientes a todos los participantes.
Se nos asignó al entrar un cuarto, que compartiríamos con nuestros compañeros de Guanajuato, al igual que con Ulises, mi gran amigo que estaba trabajando con el Staff.
Dentro del refugio se ofrecía comida calientita gratis, por lo que no tardamos en llenar algunos platos (y consecuentemente nuestros estómagos) con sopa de fideos y verdura, pozole (aunque sin carne), tacos, agua de sabores, entre otras tantas cosas.
Sentados en la mesa pasamos algunas horas platicando, contando nuestras experiencias del primer día con las personas lo suficientemente interesadas, y a la vez escuchando las aventuras de los demás equipos.
Conforme pasaba el tiempo más y más Scouts llenaban las diferentes salas del refugio, y el aire se llenaba de risas, historias y anécdotas.
Durante todas estas horas, no supimos del otro equipo de Sinaloa si no los pocos rumores que habían en el aire: se encontraban perdidos.
Muchos integrantes de mi equipo se comenzaron a ir a dormir, y cuando planeaba hacer lo mismo, escuché el llamado para líderes
Acudí al llamado, y se me informó que no podía dormir so no hasta que todos los equipos perdidos hubieran llegado al campamento, y que la diana del día siguiente sería a las 4 de la mañana. No pude si no maldecir en silencio a todos los responsables de mi desgracia. Eran las 22:00 y yo tenía sueño, y había que levantarse al día siguiente muy temprano.
La sala principal se vació eventualmente, y pocos quedamos ahí. Muchos eramos líderes, pero la mayoría eran equipos que estaban llegando.
Eventualmente, vi llegar a Medina, un integrante de Corazón de León, a quien le pregunté acerca del equipo y su estado.
Aparentemente no habían tenido un gran día: Un o se desvaneció en una base, otro comenzó a vomitar y el último (el mismo Medina) sufrió de hipotermia. Además de eso se habían perdido, y venían en camino después de haber sido encontrados.
Después de unos largos minutos, nos llamaron nuevamente, para decirnos que todos los equipos habían sido rescatados y hacer recuento de integrantes faltantes.
Una vez que hube indicado que mi equipo estaba completo, y que entendía las instrucciones del día siguiente, me dirigí a mi área asignada para dormir, esperando que el día siguiente no fuera lo suficientemente pesado para volverme loco.
El staff me había dicho que el día 2 de la ruta era, por mucho, el más pesado, difícil y largo de los 4 días, y yo, nuevamente, sentí miedo.
Entonces me quedé dormido.
Fin del día 1 de 4
gane fui el primero saludoa pasate por mi metroflog ;-)
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